El sector vinícola tiene una gran relevancia económica, medioambiental y cultural en muchos países, siendo un atractivo turístico importante. España ocupa el tercer lugar en producción mundial de vino, con más de 150 variedades de uva y 97 denominaciones de origen, destacándose por sus rutas vinícolas y bodegas emblemáticas
El sector vinícola es de extraordinaria relevancia en muchos países y no solo desde el punto de vista económico o medioambiental, sino también cultural. El vino contribuye a la imagen del país y supone todo un polo de atracción de visitantes y turistas. De ahí, que visitar bodegas y catar sus vinos es una de las experiencias más solicitadas en los últimos años, por ello, hemos hecho una selección algunas de las bodegas más solicitadas en España.
La clasificación en producción de vino del mundo la lideran Italia y Francia con una producción en torno a 50-45 millones de hectolitros de vino, respectivamente, seguido de España con unos casi 29 millones, y de Estados Unidos, principal productor de vino de América, que ocupa el cuarto lugar.
Los vinos en Iberoamérica han ido ganando prestigio con el paso de los años por la calidad de sus caldos y por su capacidad de producción. No es de extrañar que Chile y Argentina figuren en los rankings mundiales como dos protagonistas destacados, en quinto y sexto lugar del top mundial. Pero no son los únicos productores de vino de América Latina, Brasil, Uruguay, Ecuador, Bolivia y Perú, también producen caldos de calidad, siendo este último, el primer país en cultivar la vid, precisamente con la llegada de los españoles.
España, con más de 150 variedades de uva autóctonas y 97 denominaciones de origen, cuenta con 36 rutas del vino que son visitadas por casi 3 millones de personas al año. Una oportunidad para conocer alguna de las más de 4,400 bodegas que existen en todo el territorio y probar sus vinos, descubrir bellos paisajes, pueblos con encanto y gente encantadora. La extensa y soleada Castilla-La Mancha es, con diferencia, la región española en la que más vino se produce.
Éstas son solo algunas de las mejores bodegas ordenadas por las principales regiones españolas productoras para realizar una cata de vino, atendiendo a la selección de Adalinia.com, toda una completa experiencia enológica que aumenta año tras año.
La Rioja
¿A qué huele un vino? ¿A flores, a frutas, a maderas nobles…? En un vino se pueden encontrar más de 100 aromas diferentes. Todos naturales, procedentes de la uva, del lugar donde ha sido cultivada, de su proceso de elaboración o de su crianza. Todo esto lo tratan de explicar en bodegas Vivanco en Briones (La Rioja) en su Curso de Iniciación a la Cata en el que pretenden despertar los sentidos con una formación de dos horas donde iniciarse en la cata de vinos con un enólogo y sumiller profesional.
Al situarse la bodega bajo suelo se minimiza el impacto ambiental y se favorece las condiciones de temperatura y humedad todo el año, imprescindible para los vinos. Posee un museo que ocupa una superficie de 4,000 m2 y, en el exterior, el Jardín de Baco, conserva una colección de vides con más de 220 variedades de todo el mundo.
Cataluña
Las bodegas Cellers Baronia del Montsant se encuentran en la población de Cornudella de Montsant, en Tarragona. Se trata de una bodega que elabora vinos de gran calidad, distintos y de producciones muy limitadas. Sus más de 36 medallas conseguidas en los principales concursos internacionales les avalan hasta tal punto que han conseguido vinos exclusivos elaborados con técnicas innovadoras de vinificación.
La visita a la bodega es bastante curiosa, empieza con un viaje en un 4×4 de los años 70 por los viñedos viejos de uva garnacha, carnosa y generosa de sabor.
Si se quieren conocer los secretos de una bebida tan especial como el cava, nada como hacerlo en una de las bodegas veteranas de Cataluña. Situada en el Penedés la bodega de Sant Sadurní d’Anoia, Canals & Munné en Barcelona es una empresa familiar que ha estado produciendo vinos y cavas de calidad media y alta desde 1915 y propone una visita de una hora y media en la que sus guías nos llevan por la bodega y las cavas subterráneas, donde maduran sus vinos que se caracterizan por su frescura, suavidad y elegancia.
Castilla y León
Emina, Ribera de Duero (Valladolid). Emina en latín significa amada y, una hemina era la medida límite que tenían los monjes para beber al día. Emina recoge esta palabra como pasión al mundo del vino, respetando la cultura y el pasado pero con una visión innovadora y de investigación tecnológica que se plasma en los avances logrados a través de diferentes proyectos en el campo y en la bodega, pero también se descubre en la experiencia enológica que viven los visitantes que opten por alguna de sus dos bodegas y catar sus caldos.
Sus vinos son cuidados en barricas de roble francés y americano formando un equilibrado orden de pasillos que se convierte en el lugar idóneo para el reposo de vinos de calidad.
Protos, Peñafiel, Ribera de Duero, también en Valladolid. En 1927 un grupo de hombres visionarios supieron escuchar la tierra, entender sus necesidades e imaginar un proyecto de éxito que ha llegado intacto hasta nuestros días. Así nació Protos, una de las marcas más acreditadas que tienen viñedos y bodegas en Ribera del Duero y en Rueda.
Sin duda la más espectacular es la nueva bodega construida en 2008 en Peñafiel, Ribera del Duero, al pie del célebre castillo. Estas instalaciones, diseñadas por Richard Rogers, premio Priztker de arquitectura 2007, cuentan con los últimos avances tecnológicos para la elaboración de vinos de alta gama.
Contando con la tradición familiar de más de cien años, las bodegas del Palacio de Lerma (Burgos) abren sus puertas para que se pueda observar su procedimiento y degustar sus vinos. Aunque existen registros sobre el cultivo de la vid en esta vieja tierra castellana desde el siglo VII, no fue hasta 2007 cuando los vinos de Arlanza consiguieron su propia denominación de origen, compuesta por 67 municipios.
Esta D.O. se caracteriza por sus vinos de gran potencia, que reflejan la dureza del clima al que se enfrenta la uva, realizados, en su mayoría, con la variedad Tempranillo o Tinta del País, como se la conoce en la zona.
Castilla-La Mancha
Saltamos a la otra Castilla, a La Mancha, y nos deteneos en Chinchilla de Montearagón, (antigua capital de la zona antes de desplazarse a Albacete), donde se encuentra la bodega de la Finca Los Aljibes, zona con denominación Vino de la Tierra de Castilla. El edificio de la bodega, típico casón manchego, está rodea de 178 hectáreas de viñedo, y cultivadas a casi mil metros de altitud.
Los Aljibes es una bodega -nos dicen- enfocada y diseñada para crear vinos de alta expresión, funcional y moderna, dentro de un complejo arquitectónico de alto valor cultural. Se organizan visitas para mostrar el proceso de elaboración del vino, con la posibilidad de disfrutar de un relajante paseo en coche de caballos por los viñedos, y conocer cómo se crían los caballos de Pura Raza Española.
Andalucía
Al sur de Andalucía, llegamos a Cádiz, donde se encuentra la famosa bodega Osborne de El Puerto de Santa María, una de las marcas y familias más prestigiosas del mundo del vino. Su origen se remonta a 1772 y desde entonces más de siete generaciones han marcado su historia. Hoy Osborne, 250 años después, es toda una saga familiar y un proyecto empresarial que sigue consolidándose como referencia internacional de la gastronomía española.
Actualmente, Osborne no solo hace algunos de los mejores vinos, también es líder en la elaboración de jamones, embutidos e incluso caviar.
Galicia
Volvemos al noroeste, a Galicia donde se cuenta que los romanos una vez agotados los yacimientos de oro en la región de las Médulas de León (El Bierzo) y ante la necesidad de buscar más rendimiento económico a las provincias conquistadas, avanzaron a las orillas del río Sil para la plantación de uva y elaborar vino para la insaciable Roma.
Allí, se encuentra en la actualidad Bodegas Regina Viarum en el corazón de la Ribeira Sacra, donde se puede disfrutar de espectaculares vistas de los cañones del Sil y contemplar las vertiginosas pendientes, de más de 500 metros de altura, en bancales de hasta 60º grados de inclinación, donde los verdaderos protagonistas de la viticultura más heroica cuidan con esmero las mejores variedades de uva de la zona en el corazón de la Ribeira Sacra, todo un ejemplo de viticultura de montaña.