El estrés por calor tiene un impacto perjudicial en los órganos vitales de los adultos mayores

Los investigadores han encontrado evidencia de las causas moleculares del impacto dañino que tiene el estrés por calor en los órganos vitales, incluidos el intestino, el hígado y el cerebro en los adultos mayores.

Los hallazgos apuntan al potencial de desarrollar intervenciones terapéuticas y de pronóstico precisas.

Estos órganos tienen un sistema de comunicación complejo y multidireccional que afecta todo, desde nuestro tracto gastrointestinal hasta el sistema nervioso. Ya sea que nuestro cerebro afecte el hambre o que el hígado influya en la salud mental, comprender la comunicación o “eje” intestino-hígado-cerebro es crucial para proteger la salud humana.

El estudio, que utiliza modelos de ratón, es uno de los primeros en llenar el vacío de conocimiento sobre los efectos del estrés por calor a nivel molecular de esta crucial conversación biológica.

“La inflamación en el cerebro y la columna vertebral contribuye al deterioro cognitivo, compromete la capacidad de formar nuevas neuronas y exacerba las enfermedades relacionadas con la edad”, dice Saurabh Chatterjee, profesor de salud ambiental y ocupacional del programa de salud pública de la Universidad de California en Irvine. y autor correspondiente del estudio en la revista Scientific Reports.

“Al investigar los efectos del estrés por calor en la interferencia entre el intestino, el hígado y el cerebro, podemos proteger mejor a nuestra población que envejece cada vez más vulnerable”.

Utilizando análisis de ARN y bioinformática para analizar ratones ancianos con estrés por calor, Chatterjee y su equipo encontraron evidencia de genes afectados por el estrés por calor en el cerebro y el hígado. En los ratones sometidos a estrés térmico se observó un aumento significativo en la producción de ORM2, una proteína producida en el hígado.

El grupo de control de ratones sin estrés no mostró ningún cambio, lo que proporciona prueba de disfunción orgánica en los ratones con estrés por calor.

Los investigadores creen que el aumento de la secreción de ORM2 es un mecanismo de afrontamiento que puede deberse a la inflamación y el desequilibrio intestinal. Además, ORM2 puede impactar el cerebro a través de una barrera hematoencefálica con fugas, enfatizando la intrincada diafonía multiorgánica.

Además, el estudio muestra el potencial de utilizar ORM2 para intervenciones específicas de biomarcadores para prevenir enfermedades hepáticas en caso de exposición al calor. Esta observación avanza en los conocimientos moleculares sobre la fisiopatología de los eventos de calor adversos y servirá como base para futuras investigaciones.

“Nuestros hallazgos tienen el potencial de usarse para el desarrollo de marcadores pronósticos y terapéuticos para intervenciones precisas”, dice Chatterjee.

“En un panorama global que cambia dinámicamente, la amenaza inminente del cambio climático es evidente en el aumento de las temperaturas, lo que genera preocupación sobre las olas de calor intermitentes. Sin duda, el calentamiento de nuestro planeta está provocando un estrés térmico agudo y crónico que perjudica la salud de nuestra población que envejece”.

El Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental y un premio al Mérito de Asuntos de Veteranos apoyaron el trabajo.

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