Un grupo de investigadores del Cicese actualmente trabaja en la búsqueda por identificar y evaluar sustancias bioactivas derivadas de plantas, animales terrestres y marinos para el tratamiento del dolor crónico inflamatorio, tipo artritis y dolor neuropático.
La Doctora Nadia LizethCaram Salas, investigadora por México adscrita al Departamento de Innovación Biomédica del Cicese, explicó que el origen del dolor crónico puede ser multifactorial: por una lesión en los nervios, por enfermedades crónico-degenerativas, Parkinson, esclerosis múltiple, por virus o debido a cáncer y los medicamentos para su control.
“Padecer dolor crónico afecta severamente la calidad de vida de las personas quienes, además, pueden cursar depresión, ansiedad y problemas psiquiátricos que en casos extremos pueden culminar en suicidio”, indicó.
Fármacos
Mencionó que, en la actualidad, los fármacos utilizados para el tratamiento del dolor crónico pueden generar dependencia o adicción, o ambos, resultando en altos índices de morbilidad y mortalidad.
Por ello, el estudio de compuestos de origen natural con alto grado de selectividad y especificidad a canales y receptores involucrados en la señalización y transmisión del dolor representa una oportunidad para el desarrollo de nuevos fármacos con efectos menos adversos.
Y justo en ello trabaja Nadia Caram, en proyectos enfocados en identificar compuestos analgésicos para actuar en blancos moleculares, para así, disminuir la transmisión y percepción nerviosa dolorosa.
Sustancias bioactivas
En su búsqueda por identificar y evaluar sustancias bioactivas derivadas de plantas, animales terrestres y marinos para el tratamiento del dolor crónico inflamatorio, tipo artritis y dolor neuropático, la investigadora adscrita al Cicese ha sido parte de diversas investigaciones preclínicas con aplicación farmacológica.
“Antes de los estudios en humanos es donde meto mi nariz, una vez identificada una sustancia in vitro, yo puedo evaluar si ésta tiene un mecanismo de acción in vivo, cuando se identifica una sustancia bioactiva, antes de probarla en humanos debe hacerse en animales”, explica la especialista.
Caracoles marinos
En el Cicese, Nadia Caram trabaja estrechamente con el Doctor AlexeiLicea Navarro, investigador del mismo departamento, una colaboración ha consistido en la evaluación farmacológica de dos caracoles marinos.
La investigadora habló en particular de un péptido derivado del caracol marino Californiconus, especie que vive en las costas de California y Baja California y se caracteriza por producir sustancias que paralizan a sus presas.
“El estudio y desarrollo de analgésicos a partir de los péptidos que conforman el veneno de caracoles cónidos, se ha incrementado en los últimos años debido a su alta selectividad y especificidad a canales y receptores involucrados en la señalización y transmisión del dolor”, expuso.
Éxito terapéutico
Destacó que estos caracoles ya ofrecen un ejemplo de éxito terapéutico con el desarrollo del Ziconotide, un fármaco aprobado en 2004 por la agencia gubernamental de Estados Unidos responsable de la regulación de alimentos y medicamentos humanos y veterinarios, entre otros (la FDA, por sus siglas en inglés) y que hasta ahora es el único medicamento conocido que quita totalmente el dolor crónico, sobretodo el neuropático.
“Este péptido obtenido a partir del veneno de Conusmagus es 10 veces más potente que la morfina sin el desarrollo de adicción o dependencia, sin embargo, este compuesto no puede cruzar la barrera hematoencefálica y por ello debe administrarse con una bomba intratecal, procedimiento que demanda cirugía altamente invasiva y costosa, cuidados especializados postoperatorios y personal altamente calificado”, explicó.
Los investigadores del Cicese encontraron que la administración sistémica de una omega conotoxina produjo un efecto analgésico en dos modelos de dolor crónico tipo inflamatorio y neuropático, efecto que fue mayor al que presentaba el Ziconotide y mejor porque no se observaron efectos secundarios con la dosis más alta de la conotoxina.