La esperanza de vida media en el mundo ha pasado de 56 años a 72 en apenas medio siglo. La explicación, según un estudio realizado por la Universidad de Columbia y la Oficina Nacional de Investigaciones Económicas de EEUU, está en la aportación de la industria biomédica.
Casi tres cuartas partes de este aumento se atribuyen a la aportación de los medicamentos. En concreto, entre el año 2000 y 2009, la esperanza de vida aumentó en 1,74 años en los países integrados en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
De esta ganancia, 1,27 años (el 73%) es consecuencia directa de la innovación dentro de la industria biomédica, una actividad del sector farmacéutico que ha logrado grandes progresos en el abordaje de las enfermedades más graves y prevalentes.
En particular, en casos como la hepatitis C, la biomedicina ha logrado su curación, mientras que, con otras patologías como la diabetes, ha conseguido cambiar un diagnóstico desfavorable e incluso mortal, cronificando la enfermedad y controlando los síntomas.
Otro ejemplo son los pacientes de sida, una enfermedad que se ha cobrado más de 39 millones de vidas en todo el mundo a lo largo de 40 años, que actualmente, gracias a la terapia antirretroviral, cuentan con una esperanza de vida similar a la de la población general.
De hecho, acabar con la epidemia de sida y combatir la hepatitis figuran como algunas de las prioridades en el punto referente a la salud y el bienestar de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Una iniciativa impulsada por Naciones Unidas enmarcada dentro de la Agenda 2030, un plan de acción mundial, adoptado por los más de 150 jefes de Estado y de Gobierno.
AGENDA 2030, UNA HOJA DE RUTA
Esta hoja de ruta, que marca 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible cubriendo aspectos como la salud y bienestar, la igualdad de género, la protección del medio ambiente, el trabajo decente y crecimiento económico o el fin de la pobreza, señala el año 2030 como fecha para conseguir una cobertura sanitaria universal. Una meta que incluye un mayor acceso a medicamentos y vacunas seguras, eficaces y asequibles para todos, terreno en el que la industria farmacéutica está demostrando su papel clave para conseguir este Objetivo de Desarrollo Sostenible.
“Creemos firmemente que la acción colaborativa en materia de cobertura sanitaria universal es necesaria para ampliar el acceso de los pacientes a los tratamientos y, al mismo tiempo, lograr la sostenibilidad del sector sanitario a largo plazo”, apunta la Federación Internacional de la Industria Farmacéutica (IFPMA).
Para el sector, la clave está en la investigación y el desarrollo, un terreno en el que la industria biomédica es líder con 130.000 millones de euros de inversión en I+D cada año en todo el mundo.
Gracias a esta apuesta por la innovación y a la colaboración público-privada y privada-privada, la pandemia de Covid-19 parece tener un final marcado por las vacunas.