Alnylam, la multinacional estadounidense pionera en ARN interferente (ARNi), está aplicando esta tecnología para el desarrollo de tratamientos para enfermedades comunes. La compañía nació en 2002 en Cambridge (Massachussets) sobre la base del descubrimiento del ARNi, merecedor del Premio Nobel de Medicina. A partir de ahí levantó una plataforma para desarrollar medicamentos innovadores, en una primera fase dirigidos a enfermedades raras. Tras la autorización de cuatro fármacos de ARNi, uno de ellos para hipercolesterolemia, la compañía está ampliando su campo de acción a otras patologías prevalentes, como la hipertensión arterial o el hígado graso, y también el Covid-19.
El ARN interferente o ARNi es un proceso celular natural que actúa silenciando genes que pueden dar lugar a enfermedades. Alnylam ha convertido este hallazgo en una herramienta para la producción de una nueva familia de medicamentos biológicos. Los tratamientos de ARNi están diseñados para apagar o silenciar las proteínas no deseadas o dañinas en su origen, lo que abre nuevas posibilidades para abordar dolencias muy variadas.
Jorge Capapey, director general de Alnylam España y presidente de la patronal de huérfanos Aelmhu, destaca que frente al desarrollo farmacológico tradicional, las terapias basadas en ARNi aportan especificidad: “Estos medicamentos tratan de forma radical la causa subyacente de la enfermedad. No parece una tecnología de este mundo; en modelos experimentales y en humanos tiene una eficacia brutal ya que consigue que el gen se transcriba por debajo del 10%”.
Medicamentos aprobados
De momento la compañía ya tiene cuatro medicamentos aprobados por la Comisión Europea. Onpattro (patisiran), para el tratamiento de la amiloidosis hereditaria mediada por transtiretina. Givosiran (Givlaari), para porfiria hepática aguda, y lumasiran (Oxlumo), para hiperoxaluria primaria tipo 1. El cuarto, inclisiran (Leqvio), licenciado a Novartis, se dirige al tratamiento de la hipercolesterolemia y la dislipemia mixta. Es de administración subcutánea (SC) cada tres meses.
Capapey explica que en una primera etapa, gran parte del tiempo y los recursos se dedicaron a conseguir un vehículo adecuado para transportar la información genética contenida en las moléculas de ARN. El desarrollo de la tecnología de nanopartículas lipídicas permitió que viera la luz su primer medicamento, patisiran, que es de administración intravenosa (IV). Otras compañías, como las de vacunas para la covid-19, tienen sus propias plataformas de nanopartículas lipídicas para el transporte del ARN.
galNAC
Con givosiran, lumasiran e inclisiran se ha sustituido las nanopartículas lipídicas por una nueva tecnología, galNAC, basada en glúcidos que recubren en ARN para estabilizarlo. “Es una tecnología más sofisticada y permite que la administración sea subcutánea y diferida en el tiempo”, señala Capapey. Gracias a esta tecnología galNAC, vutrisiran, el que podría ser el relevo de Onpattro, sustituye la administración endovenosa cada 3 semanas por un pinchazo subcutáneo cada 3 o 6 seis meses.
En su cartera de terapias, con aprobación regulatoria o en desarrollo, aparecen en total una docena de compuestos. Tanto patisiran como vutrisiran se investigan en una indicación más amplia de amiloidosis por transtiretina de origen no genético. También se desarrolla lumasiran para cálculos de oxalato cálcico que no tengan que ver con una mutación genética. En fases más iniciales hay terapias para hipertensión arterial, esteatohepatitis no alcohólica (NASH) y Covid-19, junto a indicaciones más restringidas como la hemofilia y las enfermedades del sistema de complemento, entre otras.
Enfermedades comunes
Las terapias de ARNi frente a enfermedades crónicas prometen espaciar la administración y contribuir a la adherencia. Su hipolipemianteinclisiran es de administración subcutánea (SC) cada tres meses. En hipertensión investigan la administración de su compuesto ALN-AGT cada tres o seis meses, y ya “estamos encontrando cifras de reducciones importantes de la presión arterial”. El ARN modifica el angiotensinógeno, un paso anterior a los inhibidores del eje renina-angiotensina-aldosterona (IECA o ARA II).
La compañía cree que el ARNi puede jugar un papel frente al Covid-19. El SARS-CoV-2 es un virus con genoma de ARN que penetra en las células del huésped para replicarse. Vir y Alnylam aspiran a desarrollar un compuesto de administración inhalada que posibilite llevar el ARNi hasta el neumocito. El objetivo es comenzar la investigación con su candidato ALN-COV en seres humanos en esta primera mitad de 2021. Capapey entiende que este medicamento podría ser especialmente útil en la profilaxis postexposición. “Estamos desarrollando un ARN destinado a las regiones más conservadas del genoma, con lo que podría servir frente a diferentes cepas y eventualmente, frente a algunos otros coronavirus”.