¿Deberían reducirse las cuarentenas y aislamientos? La evidencia científica responde

Un nuevo estudio centrado en la revisión de decenas de investigaciones sobre el SARS-CoV-2, el SARS y el MERS analiza los pros y contras de la posibilidad de reducir los periodos de cuarentenas.

 

Inmunidad periodo infectivo. Estas son dos de las grandes incógnitas que, a día de hoy, continúan generando mayor cantidad de dudas en relación al nuevo coronavirus SARS-CoV-2. La evidencia científica indica, de acuerdo a recientes estudios, que las personas infectadas son más infecciosas aproximadamente dos días antes de que se inicien los síntomas y hasta cinco días después de este momento. En el caso de los pacientes que cursan la enfermedad de forma grave o que cuentan con sistemas inmunológicos deteriorados, pueden expulsar o diseminar el virus hasta 20 días después del inicio de síntomas según varias investigaciones.

Este es un resumen, a grandes rasgos, de la evidencia sobre la capacidad infectiva de las personas afectadas por la Covid-19. La variación en los hallazgos de las distintas investigaciones plantea la duda de si deberían revisarse los periodos fijados en relación a las cuarentenas y aislamientos.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), recomiendan que las personas se aíslen durante un mínimo de 10 días desde el inicio de la enfermedad. Un periodo que se encuentra en constante revisión atendiendo a la evidencia científica.

La doctora Muge Cevik, experta en enfermedades infecciosas de la Universidad St. Andrews de Escocia, ha dirigido una investigación en este sentido cuyos resultados han sido publicados en la revista The Lancet Microbe. Una encuesta realizada en Reino Unido reveló que solo una de cada cinco personas pudo aislarse 10 días tras el inicio de la enfermedad. “Incluso si aumentamos el número de pruebas, no podemos asegurarnos de que las personas se aíslen por sí mismas y no creo que podamos controlar la propagación”, explica Cevik en The New York Times.

EEUU se enfrenta a un reto marcado por los retrasos en la comunicación de los diagnósticos. Muchas personas no se hacen la prueba hasta uno o dos días tras el inicio de síntomas. Un tiempo al que se suma un retraso medio de entre dos y tres días para conocer los resultados. El cómputo de estos días abarca prácticamente el mayor periodo de infectividad.

El grupo de investigadores liderado por Cevik ha revisado casi 1.500 estudios publicados desde 2003 y hasta junio de 2020 sobre el momento de infección de miles de personas. Una revisión que se ha focalizado finalmente en 79 estudios sobre el SARS-CoV-2, 11 sobre el MERS y ocho sobre el SARS.

En base a esta revisión, las personas asintomáticas parecen portar aproximadamente la misma cantidad de carga viral que aquellas que muestran síntomas. Pero los asintomáticos parecen eliminar el virus de su organismo de forma más rápida. Tal y como se ha indicado al inicio de estas líneas, las personas infectadas por el nuevo coronavirus suelen ser más infecciosas entre las primeras 24-48 horas desde el inicio de los síntomas y hasta cinco días después de este momento. Sin embargo, los pacientes pueden portar fragmentos genéticos del virus en la nariz y la garganta durante una media de 17 días que, en algunos casos, puede extenderse a los tres meses.

El estudio señala que algunas personas pueden ser portadoras de virus infecciosos en los pulmones y, a diferencia de la presencia de estos en nariz y garganta, pueden ser infecciosos hasta ocho días después de la aparición de los primeros síntomas, explica la doctora Megan Ranney de la Universidad de Brown. Para estos pacientes, el tiempo de aislamiento debería ser superior a los cinco días.

Las personas de edad más avanzada tienden a ser infecciosas durante más tiempo, con capacidad hasta nueve días después del inicio de síntomas. La investigación revela que, en estos casos, las pruebas realizadas transcurridos los nueve días solo encuentran fragmentos genéticos en lugar del virus completo.

Cada vez son más los expertos que consideran que cuarentenas de 10 o 14 días son demasiado largas lo que reduce su cumplimiento. “Si pudieran ser más cortos creo que beneficiaría su cumplimiento”, asegura Angela Rasmussen, viróloga del Centro de Ciencia y Seguridad de la Salud Global de la Universidad de Georgetown.

El problema ante este tipo de afirmaciones es que el nuevo análisis está limitado en el sentido de que solo algunos de los estudios incluidos han analizado virus vivos. Algunas personas mayores o gravemente enfermas pueden ser infectivas durante más de una semana. Al igual que muchos profesionales médicos apoyan la reducción de las cuarentenas, muchos otros no lo ven como una buena decisión. No dudan que su reducción favorecía su cumplimiento, pero puede que los riesgos superen a los beneficios.

La principal recomendación que efectúan la doctora Cevik y su equipo es que las personas se aíslen tan pronto como comiencen a experimentar síntomas leves como dolor de garganta o cabeza sin esperar a realizarse días después una PCR justo cuando ya se encontrarían en el pico de su capacidad infectiva. El principal problema que nos encontramos en este punto es que los síntomas leves de la Covid-19, en caso de presentarse, son muy similares a los ocasionados por otros virus respiratorios como la gripe. En este sentido los investigadores indican que podría realizarse una PCR una vez haya finalizado el periodo de aislamiento para confirmar o descartar el diagnóstico. Hasta ese momento, un test de antígenos puede ser un aliado.

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