6 mitos sobre las mascarillas

Por qué se recomiendan y dónde y cuándo debes usarlas

Hay una serie de ideas equivocadas sobre las mascarillas. A continuación se desmienten seis mitos comunes sobre las mascarillas.

 Mito 1: no es necesario que uses una mascarilla si no te sientes enfermo

Esta era la recomendación predominante al comienzo de la pandemia, pero ya no lo es. Los expertos ahora saben más sobre el coronavirus y sobre cómo se transmite, y en la actualidad la recomendación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) es que todos —incluso las personas que se sienten totalmente sanas— debemos usar recubrimientos faciales en lugares públicos donde sea difícil mantenerse a por lo menos 6 pies de distancia de otras personas.

¿La razón? “Es un mecanismo más de protección. Se piensa que el coronavirus se propaga fácilmente entre personas que están en contacto cercano entre sí por medio de gotitas respiratorias que se producen cuando una persona infectada habla, tose o estornuda. Y debido a que algunas personas infectadas son presintomáticas o incluso asintomáticas, y por lo tanto corren el riesgo de transmitir el virus a otros sin saberlo, una mascarilla proporciona una barrera adicional para evitar que las gotitas respiratorias se propaguen por el aire y lleguen hasta otras personas”, dicen los CDC.

 Mito 2: una mascarilla mal ajustada funciona perfectamente bien

 Esto es falso. La clave es asegurarse de que tu mascarilla “esté lo suficientemente ceñida a los lados del rostro y que sea también cómoda”, explican los CDC, y debe cubrir totalmente la boca y la nariz para ayudar a evitar que escapen gotitas respiratorias.

Mito 2: tu recubrimiento de tela te protege de contraer una infección por coronavirus

 Las mascarillas de tela pueden reducir el riesgo de infección, pero no se han realizado suficientes estudios sobre ellas en “entornos del mundo real” para saber si protegen al usuario de contraer el coronavirus, informan las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NASEM). Lo más probable es que los recubrimientos de tela ayuden a evitar que una persona infectada contagie a otras al reducir la dispersión de gotitas respiratorias al hablar, toser o estornudar. (Los estudios sobre los efectos de las mascarillas de tela en la gripe y otras enfermedades también apoyan esta teoría, indican las NASEM).

Incluso cuando se lleva puesta una mascarilla, es importante no descuidar otras medidas preventivas, como el lavado frecuente de manos y el distanciamiento físico, dicen los CDC. Mitigar el riesgo de contraer COVID-19 (la enfermedad causada por el coronavirus) requiere un enfoque múltiple, “que incluye distanciamiento y aislamiento social, además de la higiene y el uso de una mascarilla”, explica el Dr. Gonzalo Bearman, epidemiólogo hospitalario adjunto y presidente de la División de Enfermedades Infecciosas en la Facultad de Medicina de Virginia Commonwealth University. “No se trata de una u otra. Hay que hacerlo todo”.

Mito 4: los bebés deben usar mascarillas

Los niños de menos de 2 años no deben usar mascarillas, indican los CDC. Y tampoco aquellas personas que “tengan problemas para respirar, estén inconscientes, incapacitadas o que por algún otro motivo no puedan quitarse la mascarilla sin ayuda”.

Mito 5: debes usar una mascarilla incluso para nadar

Si piensas ir a la piscina o a la playa este verano, no olvides empacar tu mascarilla. La necesitarás cuando salgas del agua y estés rodeado de personas. Sin embargo, no debes usar la mascarilla dentro de la piscina.

“Si se moja la mascarilla y luego respiras a través de ella, esto puede tener consecuencias peligrosas”, explica el Dr. Boris Lushniak, decano de la Facultad de Salud Pública de University of Maryland y excirujano general en funciones y adjunto de Estados Unidos.

Cuando estás en el agua, la mejor manera de reducir tu riesgo de propagar o contraer el virus, es mantenerte a una distancia de al menos 6 pies de otras personas y lavarte las manos a menudo después de nadar.

Mito 6: no es necesario que laves tu mascarilla

Las mascarillas acumulan gérmenes así que es importante lavarlas después de cada uso, aconsejan los CDC. Si usas una lavadora, puedes utilizar detergente de ropa normal y agua tibia. Si lavas tu mascarilla a mano, mezcla una solución de lejía y agua (4 cucharaditas de lejía de uso doméstico por cada cuarto de galón de agua a temperatura ambiente) y remoja la mascarilla durante 5 minutos antes de enjuagarla con agua fría o a temperatura ambiente. Los CDC tienen instrucciones detalladas sobre cómo lavar tu mascarilla.

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