Las personas tocamos nuestro teléfono celular una media de 52 veces al día por lo que la pregunta que surge es: ¿por qué no hacer limpieza del celular de la misma forma y las mismas veces que nos lavamos las manos?
La situación actual de confinamiento y alejamiento social provocada por el COVID-19 ha hecho que el uso de los teléfonos celulares durante las últimas semanas se haya incrementado de forma exponencial, y de la misma forma lo ha hecho la limpieza de las manos. Sin embargo, no toda la gente lo está haciendo bien, pues en este caso, el orden sí altera el resultado.
Según un reciente estudio de la Universidad de Barcelona, la pantalla de un teléfono celular contiene 30 veces más bacterias que la taza del inodoro, y sin embargo, se sigue utilizando de forma constante sin que la gente sea consciente de ello. No tiene sentido lavarse las manos si antes no se ha lavado el teléfono. Al fin y al cabo, los dispositivos móviles son casi ya una extensión de nuestros brazos y manos.
Por otra parte, William Keevil, profesor de la Universidad de Southampton, en Inglaterra, ha explicado al periódico The Telegraph que las superficies como el cristal del que suelen estar hechas las pantallas de los móviles son relativamente inertes y un entorno ideal para que prosperen los virus y calcula en una semana el tiempo que el coronavirus puede permanecer en ellas. En un estudio publicado en enero en la revista Journal of Hospital Infection, un equipo de investigadores alemanes concluyó que otros coronavirus como el SARS y el MERS pueden persistir hasta nueve días en superficies similares.
¿Cómo debo desinfectar mi celular?
Ahora bien, para desinfectar tu celular, algunos fabricantes como Apple recomiendan apagar el teléfono antes que nada y utilizar toallitas con alcohol isopropílico del 70% o toallitas desinfectantes de la marca Clorox, evitando que entre humedad en las aberturas.
No uses
Para no arruinar la pantalla de tu celular, no utilices productos que apliquen aire comprimido, limpiadores con peróxido de hidrógeno, limpiadores de ventanas, limpiadores domésticos (para cocinas o baños, por ejemplo), solventes y abrasivos. Evita rociar el líquido directamente en el dispositivo y usar toallas o paños que no sean de microfibra, pues pueden arañar la superficie.
